elpais.com - Nacho Meneses - 17.03.22
De padre ruso y madre inglesa, Anna Romanovskiy llegó a España en el verano de 2001, donde comenzó a trabajar como traductora, intérprete y profesora de inglés y ruso. Hasta que, en marzo de 2020, la escuela en la que trabajaba desde hace siete años en Torrejón de Ardoz (Madrid) cerró sus puertas a consecuencia de la pandemia, y se quedó en paro. Romanovskiy (que tiene 52 años y es natural de Voronezh, Rusia) sufre una discapacidad visual con complicaciones añadidas (no es capaz de percibir los volúmenes y con poca luz no distingue los colores, entre otras dificultades), una condición que le abrió las puertas para dar un giro a su carrera y formarse como desarrolladora de Java Full Stack gracias al programa Por Talento Digital de Fundación ONCE y sus dos asociaciones, Inserta Empleo e Inserta Innovación. Creada en 2019, esta iniciativa tiene el objetivo de mejorar la empleabilidad de las personas con discapacidad y que puedan desarrollar su carrera profesional en un área de alta demanda como la relacionada con las nuevas tecnologías.
Los números son concluyentes: solo en 2021, realizaron en toda España 803 acciones formativas, con más de 95.000 horas y un total de 5.314 alumnos finalizados. “La formación que realizamos es sobre todo de dos tipos: por un lado, en habilidades digitales básicas, con el apoyo del Fondo Social Europeo; y por otro, en competencias especializadas en ámbitos como la programación, los datos o el marketing digital”, cuenta Mónica Cadenas, directora de Por Talento Digital. “Tenemos análisis de datos con Python, por ejemplo; un itinerario en Marketing Digital y Comunicación; o el de Java Full Stack, con dos cursos funcionando a la vez, en presencial y remoto, para que puedan acceder personas de toda España”. Se trata, apunta, de un catálogo formativo que a partir de este año incluirá también otras áreas como robotización, inteligencia artificial, ciberseguridad e incluso el ámbito audiovisual, con dos itinerarios en edición de vídeo y de sonido y colaboración con las productoras, para que aporten prácticas y posibilidades de empleo.
La inserción laboral es, precisamente, uno de los pilares sobre los que descansa esta iniciativa de capacitación profesional, gracias al apoyo que reciben de Inserta Empleo a la hora de establecer enlaces con el mundo empresarial para la realización de prácticas curriculares y generar ofertas de trabajo: “Por ejemplo, un 90 % de todas las personas que han terminado los cursos de programación tienen un empleo o están ahora mismo en prácticas. El nivel de inserción es alto y hay mucha demanda, así que esperamos que esto se mantenga en el futuro”, sostiene Cadenas. La duración de los distintos itinerarios formativos varía mucho de unos a otros, pero finalizarlos con éxito “implica ser ya empleable en una profesión técnica, a un nivel normalmente junior”, añade.
Poseer conocimientos previos no es un requisito indispensable, ya que para acceder a estas formaciones tan solo es necesaria una evaluación de competencias lógico-matemáticas (además de acreditar la discapacidad): “En el grupo, aproximadamente la mitad de la gente ya ha hecho programación o viene de otros cursos. Pero, para los que no, nos dieron clases de refuerzo que nos sirvieron de mucho”, explica Romanovskiy, que pese a la dificultad disfruta, sobre todo, lo relacionado con la arquitectura de datos y de programación. El caso de Mar Almagro (51 años, Madrid), también estudiante de Java Full Stack, es algo diferente porque, a pesar de carecer de experiencia en el sector, sí estaba familiarizada con él: empezó una diplomatura en Informática, que dejó a falta de cuatro asignaturas; y se ha mantenido en contacto con el mundo de la programación gracias a cursos online y MOOCs en plataformas como Coursera y EdX. Pero carecía de titulación alguna que avalara la educación recibida: “No tenía ni títulos ni experiencia. Y es que, por muchos conocimientos que tenga, he trabajado de teleoperadora, de administrativa, en hostelería... Y la edad, claro, que también influye”, afirma.
Almagro, a quien unas complicaciones derivadas de una operación de columna provocaron diversas lesiones de médula espinal (como una pérdida de fuerza y funcionalidad en el lado derecho y falta de visión en el ojo izquierdo), acababa de realizar unas prácticas correspondientes al grado superior de FP en Administración y Finanzas cuando estalló la covid-19. “Llegué a esta formación a través de la bolsa de empleo de la fundación, y es gracias a ellos que he tenido mis últimos trabajos”, reconoce. El programa, de 900 horas (y otras 300 de prácticas), supone la esperanza de poder por fin cumplir su sueño de dedicarse finalmente a la programación: “Además, el profesor tiene mucha experiencia laboral y sabe lo que nos van a pedir las empresas, por lo que llegaremos con las herramientas profesionales que se utilizan hoy”.
Becas y ayudas para la formación
No solo se trata de una iniciativa subvencionada al 100 %; la fundación ofrece también una serie de ayudas adicionales para los alumnos que así lo necesiten: “Por ejemplo, en el caso de las formaciones presenciales, pueden acceder a unas ayudas para la conciliación o el transporte, que se adaptan según el caso; y para las formaciones virtuales, si necesitan actualizar alguna tecnología o resolver alguna carencia técnica en su casa”, ilustra Cadenas. “Y luego tenemos una convocatoria permanente de becas para aquellas personas con discapacidad que quieren cursar unos estudios de ámbito técnico digital en cualquier centro de formación. Ahí les apoyamos con hasta el 80 % del importe de la matrícula, y con un máximo de 10.000 euros por persona”, añade.
Uno de los receptores de las ayudas al transporte es precisamente Gonzalo Abad, un joven de 28 años que reside en Ciudad Real y que cada día se desplaza a las instalaciones de Por Talento Digital en Madrid para realizar una formación en Marketing Digital y Comunicación (de 600 horas y 150 de prácticas). Abad, que sufre una discapacidad visual, está asimismo terminando un grado medio en Sistemas Microinformáticos y Redes, formación que ha ido combinando con otros cursos como uno de emprendimiento que ha hecho gracias a la Asociación de Jóvenes Empresarios de Ciudad Real (AJE). “Al comenzar a estudiar informática, me decanté por el sector del marketing porque vi que había muchas salidas, y gracias a este curso podré ofrecer esos conocimientos a las empresas que nos den esa oportunidad”, explica.
En las nuevas instalaciones de Por Talento Digital, inauguradas en noviembre de 2021 en la madrileña calle de Fray Luis de León, la accesibilidad tiene un rol primordial: no solo a nivel físico, sino también técnico y laboral. “Si la formación es virtual, buscamos siempre que sea accesible, y que permita lectores de pantalla, por ejemplo, para las personas ciegas. A nivel físico, se trata de un centro con una accesibilidad muy grande, que se adapta a cada alumno. Hay personas con movilidad reducida a las que facilitamos sillas o mesas de una determinada manera; también hay intérpretes de lengua de signos; pantallas para personas con baja visión; lenguaje en braille en distintas zonas del centro; la señalización en el suelo, en las aulas...”, esgrime Cadenas. Y luego está la accesibilidad laboral: “Por desgracia, no todas las profesiones son 100 % accesibles, y esa es otra línea de trabajo de la fundación. Ahora vamos a lanzar una formación en programación para personas ciegas, que pueden tenerlo más complicado en la parte más visual, del Front End, pero que sin embargo pueden ser muy buenas en el Back End, la parte de atrás, como cualquier otro programador”.
Incorporación al mercado laboral
En todas las formaciones, explica Cadenas, hay ciertos temas transversales que tienen que ver con las llamadas competencias blandas o soft skills, y que facilitan la búsqueda de empleo y la incorporación al mundo laboral: comunicación, empatía, creatividad, saber cómo enfrentarse a una entrevista, trabajo en equipo, resolución de problemas y conflictos... Y, por supuesto, la accesibilidad: “Dependiendo del ámbito y en mayor o menor medida, les formamos para que se conviertan en profesionales preocupados por la accesibilidad en su ámbito particular. Por ejemplo, en los programadores, para que sepan programar de manera accesible; y en las personas que utilizan las redes sociales, para que los entregables que publicas sean accesibles”, cuenta Cadenas.
En esta carrera por la empleabilidad, otro de los actores que juegan un papel importante es el Foro Inserta, entidad que facilita la comunicación empresarial necesaria para promover la inclusión laboral de las personas con discapacidad, y no solo en lo referente al talento digital: “A lo largo de todo el año, se va trabajando con ellos para que el empleo que estas empresas puedan generar tenga en cuenta a las personas con discapacidad, de tal forma que reserven para ellas un tanto por ciento de esos puestos de trabajo”, explica José Alías, responsable de comunicación de la Fundación ONCE.
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